imagen de la barca en el río -Pues aquí estamos, el agua del lago es casi cristalina- comentó Carmen casi admirando el lago artificial y el paisaje tan bonito que había delante suya
-Venga, elegid una barca y nos montamos-les dijo Sonia
Los cuatro chicos se montaron en una barca de las que había en el pequeño embarcadero. Las barcas eran amplias, así que los cuatro podían montarse sin problemas de espacio.
El lago era tranquilo, mientras remaban y daban vueltas por él, veían a familias y amigos que, al igual que ellos, habían decidido dar un tranquilo paseo por aquel sitio al aire libre.
-Pues me apetece hacer una guerra de agua-dijo Andrés
-¡Qué buena idea! De hecho creo que hay una zona del parque habilitada para eso, podríamos ir después de esto-le dijo Carmen
-Yo estoy de acuerdo, podemos hacer equipos y el que pierda tiene que invitar a los otros dos a comer- comentó Raúl
-Trato hecho- respondió Carmen- pues si os parece podemos volver al embarcadero e ir hacia aquella zona.
imagen de los chicos jugando a la guerra de agua Tras el tranquilo paseo en barca, tomaron rumbo hacia la zona de guerras de agua. Era una zona vallada y con distintos obstáculos y habitáculos que podías usar tanto para defenderte como para atacar a tus contrincantes.
-Bueno, pues hagamos los equipos, ¿qué os parece chicos contra chicas?-sugirió Andrés
-Está bien, pero jugáis con desventaja- se rió Sonia.
-Ya veremos...-le respondió Andrés con una sonrisa pícara- Pues empecemos.
Se pusieron en traje de baño, cogieron sus pistolas de agua y se fue cada equipo a una parte de la zona de guerras.Cuando sonó la bocina que daba comienzo, salieron de sus escondites y empezaron a dispararse entre ellos.No podían evitar las carcajadas que les salían cada vez que le daba a alguno de sus oponentes. A los 15 minutos volvió a sonar la bocina, esta vez indicando el final de la confrontación.
-Veis, os dije que jugabais en desventaja, mirad el marcador- dijo Sonia en tono burlón mientras señalaba un tablero con las puntuaciones de la batalla.-Así que nos debéis un almuerzo.
-Seguro que habéis hecho trampa, pero bueno, vayamos a comer algo que va siendo hora- se resignó Andrés.
Los chicos se pusieron la ropa y se marcharon a un restaurante del parque de atracciones mientras comentaban la batalla entre risas.

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